lunes, 7 de abril de 2014

EL PARTIDO DE LOS PARTIDOS...


El último clásico del fútbol chileno ha cumplido fielmente con la histórica tradición de ser un choque lleno de emociones y polémicas, como si estos atenuantes fuesen factor obligado para el desarrollo de un partido que a la larga es más que un simple partido.
Colo Colo ganó por 1 a 0 y al final de cuentas es lo que importará. Pero los matices que nos entregó este pleito sin duda que serán parte importante del imborrable anecdotario de estos encuentros.
Universidad de Chile salió desde el primer minuto con un espíritu de combate muy elevado (el cual no se ha reflejado en el resto del torneo), apretando a  Colo Colo en la salida y demostrando que sí puede desarrollar un juego agresivo y dinámico. Aunque la falta de gol le sigue penando a la U. Si bien Pato Rubio es el goleador del torneo junto a Paredes, cuando las cosas no le salen tampoco existe el salvavidas, un jugador que pueda aportar tanto como él en la red. La cantidad de balones sobre el arco de Villar fueron un fiel medidor de la impericia de los jugadores azules frente al arco. Y desde el banco tampoco asoma solución. Romero pensó en algún momento que llenando la cancha de delanteros lograría el tan ansiado empate, pero solo logró enturbiar más el desarrollo futbolístico del equipo.
Colo Colo por su parte no lució. La ausencia de Paredes es demasiado notoria en este equipo que sí ha encontrado el equilibrio gracias a los 3 aportes  que llegaron en este torneo. Quizás, todos esperábamos ver el mismo equipo agresivo y avasallador de los partidos anteriores, pero a favor de Tapia se puede argumentar que esta vez y a falta de tan poco para alcanzar la gloria, prefirió ser inteligente en vez de arriesgado. Esa misma variante táctica que usó Mourinho en el Chelsea que lo llevó a ser campeón de la Champions y esa misma variante táctica que nunca le vimos a Bielsa frente a Brasil y que nos llevó a ser goleados siempre que enfrentamos al Scratch bajo el mando del Loco. Obviamente no era lo que la galería quería ver, pero si fue una apuesta táctica que dio el resultado esperado. Hoy el hincha albo está ad portas de un nuevo título y no lamentando que en la puerta del horno se le está quemando el pan.
El autogolazo de Roberto Cereceda nos transportó mágicamente al superclásico de octubre del 2011, cuando a un minuto del final Osmar Molinas compró un pasaje sin regreso al destierro albo tras protagonizar un autogol de tintes dramáticos.  Aunque por las declaraciones posteriores al partido ya sabemos que “el eléctrico” lo asumió bastante bien y con hidalguía. Por lo demás la U no ha funcionado este año y el autogol está lejos de ser una causa de este oscuro andamiaje.
Pero como sin clásico no hay polémicas, éstas debían llegar tarde o temprano. Y más temprano que tarde comenzaron a aparecer estas discutibles jugadas que fueron avaladas por un deficiente arbitraje, señal clara de que el nivel nacional de los jueces de negro es muy bajo.
Lo más notorio y comentado; el penal y el gol anulado a Rubio. Si para definir ambas jugadas las medimos con varas similares nos entregarán fácilmente una respuesta. Si consideramos que un toque suave en el área no implica foul, entonces el toque de Flores no fue penal pero el gol de Rubio si era válido. Ahora, si optamos por pensar que un toque de esas características sí influye en el equilibrio de un jugador, tenemos que el toque del delantero de Colo Colo sí originó penal, pero que el gol de Rubio fue inválido por falta sobre Fierro. A punta de repeticiones, me inclino más a validar esta segunda opción.
La expulsión de Baeza aun no termina de convencer. Viendo la jugada detenidamente aún no aparece el foul digno merecedor de tarjeta amarilla. Es más, la simpleza de la falta la cataloga inmediatamente en la categoría de los 500 fouls que pasan sin pena ni gloria en un partido.
Por lo demás, hubo faltas mucho más graves que el juez estimó considerar de manera distinta. Recién comenzaba el juego y el revolucionado Isaac Díaz, quien ya contaba con tarjeta amarilla, cometió una segunda falta (patada por detrás a Julio Barroso) que perfectamente pudo haberlo enviado a las duchas antes de tiempo.
Otro con las revoluciones a mil fue Sebastián Martínez. Con un rodillazo en la espalda de Fierro y un codazo a Flores pudo perfectamente transformarse de protagonista a espectador, aunque el juez no lo vio de esa manera.
El patadón de Pajarito Valdés a Fernández sin duda era para algo más que una simple amarilla, jugada que pasó desapercibida por la batahola que armó posteriormente el Duende Lorenzetti.
Y para qué decir del infortunado Cereceda, que se atrevió a agredir a Fierro sin balón, una actitud que pudo traerle consecuencias nefastas y hubiesen terminado por redondear su magra jornada.
Nota aparte merece la ordinaria plancha de Ramón Fernández sobre Luis Pavez, un chico de 18 años y compañero de profesión. Actitudes como las de “Don Ramón” (que de “Don” tuvo poco) escapan al espíritu deportivo y solo pueden ser calificadas como una actitud grotesca y digna de unas cuantas fechas de castigo. Ahora, si sumamos a ello el empujón que le dio a Gamboa, de seguro tendrá harto tiempo de descanso de aquí al regreso del mundial.
Y para cerrar, 2 broches de oro: Jason Silva, jugador de escaza participación en el torneo, no encuentra mejor manera de celebrar que pisoteando un lienzo del archirrival. Más allá de las pasiones, está sumamente advertido en todos los estamentos que actitudes como esas están penadas por incitar a la violencia. Entonces, y después de estos abiertamente expuestos antecedentes, cabe preguntarse ¿qué parte de la historia no entendió Silva? ¿Hay que dibujarle que una actitud así lo va a privar de volver a ser considerado y su escaso aporte en el equipo se va a transformar en nulo? A veces dos dedos de frente resultan escasos. Ahora, si esta actitud da para pasar toda la noche en un calabozo y pasar a control detención al día siguiente, hay que preguntárselo abiertamente a las autoridades de Estadio Seguro, quienes se la juegan por esta detención mediática de un futbolista para demostrar que su sistema sí funciona, pero que hacen la vista gorda con los delincuentes que agreden a Carabineros en los estadios, que lanzan fuegos de artificio en los partidos o que se dan el lujo de entrar a la cancha a agredir a funcionarios de civil.
El último broche, cuando ya todos esperábamos las declaraciones conciliadores y lejanas a la violencia, aparece el “infaltable” Jhonny Herrera abriendo su poco afortunado ventilador y tratando de “delincuente” a Jason Silva. En pocas palabras y como dijo alguna vez un gran personaje, la paja en el ojo ajeno nos puede hacer ver mal…

miércoles, 2 de abril de 2014

EL JUEZ DE LA DUDA



Sin dudas que la imagen de Enrique Osses, hombre de negro encargado de impartir justicia dentro de una cancha de fútbol, hoy genera más dudas que certezas respecto de su cometido, el cual a todas luces debiera ser imparcial y transparente.
La historia acontecida en el último partido de Colo Colo vs U. de Concepción es solo parte de una larga lista de arbitrajes dudosos y nos invita a revisar el largo historial de situaciones polémicas vividas por nuestro juez nacional.
En junio del 2012 por la Copa Libertadores jugaron Boca Juniors de Argentina vs Corinthians de Brasi, partido que terminó igualado a 1 gol en el estadio La Bombonera. En la oportunidad y tras un más que polémico arbitraje de Enrique Osses, Juan Román Riquelme, capitán xeneise declaró: "El árbitro se hizo el 'boludo'. Le tiró un pechazo a Erviti, le digo que no tiene por qué hacerlo. Ya en Brasil, con Fluminense, nos hizo lo mismo y ahora se repitió. Ojalá no nos dirija más", explicó.

"Cuando íbamos 0-0 tiraron bengalas los del Corinthians y no paró el partido. Y con nosotros lo paró cuando estábamos 1-0. Yo soy grande y conozco de esto", expuso Riquelme.

Añadió que "la Copa también se gana con los árbitros, pusieron un árbitro que los ayudó. Con Fluminense él nos hizo la vida imposible, no nos sorprende esto".

"Nunca vi que un arquero se cambie la vincha dos minutos y no le digan nada. No digo que no ganamos por el árbitro, pero hay cosas que nunca vi", 
El mismo año vivió una jornada de aquellas cuando por la Copa Sudamericana dirigió Sao Paulo de Brasil contra Tigre de Argentina, partido que terminó en escándalo y una fuerte acusación contra Osses tras un pugilato infernal: "Vió todo lo que pasó en el camarín" expuso el futbolista de Tigre Mariano Echeverría. Entrevero en el que participaron jugadores, el referato y la policía local.
En la Copa Libertadores del 2013 se enfrentaron Nacional de Uruguay y Barcelona de Ecuador, con un lamentable cometido de Osses, que derivó en un polémico empate. La prensa uruguaya escribió sobre el cometido del chileno: "Le dieron una mano", tituló el Deportivo del diario El Observador. Para la publicación "los albos sufrieron su inoperancia, los ecuatorianos sorprendieron con los goles y la actuación del árbitro les permitió salvar el debut con un empate". Los tricolores caían derrotados 2-0 hasta que a poco del final el delantero Sebastián Abreu, ídolo tricolor recién llegado del Botafogo de Brasil, marcó de cabeza el descuento. Mientras que Iván Alonso, que arribó del fútbol mexicano, marcó en los últimos minutos el empate. Las protestas de los ecuatorianos se centraron en una falta dentro del área de Nacional en la que el juez no cobró un penal. "Lo emparchó con el juez y con rebeldía”, afirmó el matutino ya que "Nacional empezó mal, sin fútbol y con problemas defensivos, que arregló al final con Abreu, Alonso, (Álvaro) Recoba y Osses".
Por otra parte "La Hora" de Ecuador publicó: "Barcelona Mereció ganar" "Pudo ser, pero no fue. Que el árbitro le metió la mano fue cierto, como tan real que Barcelona le perdonó la vida a Nacional al empatar 2-2 en el Estadio Parque Central de Montevideo, por el Grupo 1 de la Copa Libertadores".
En el ámbito nacional es imborrable el pésimo cometido en la final entre Universidad de Chile y Ohiggins, partido en el cual Osses expulsa erróneamente al puntal de la defensa celeste, Julio Barroso, no expulsa a Marcelo Diaz tras una fuerte entrada merecedora de tarjeta roja, extiende el partido en un alargue injustificado de 5 minutos y cobra un penal sobre Guillermo Marino evidentemente inexistente a favor de los azules, lo que les permite llegar hasta los penales donde se alzan como campeones. La imagen del juez es hasta el día de hoy rechazada por la parcialidad rancaguina, quienes calificaron como un "robo" el cometido del hombre de negro. Como complemento y tras este "espectáculo" Enrique Osses presenta licencia médica y se ausenta de las primeras fechas del torneo siguiente.
Hoy la polémica está instalada en el partido de los Albos (quienes tienen un historial de protestas contra el juez), debido al no cobro de 2 claras faltas penales a su favor y la expulsión de su figura y goleador justo previo al superclásico. La pregunta es: ¿Siendo una etapa decisiva del torneo y previo a un partido frente a la "U", era Enrique Osses el árbitro idóneo para dirigir este encuentro? Ahí el cuestionamiento recae en la ANFP y quienes designan los arbitrajes, sobre todo conociendo el historial polémico nacional e internacional de este juez.


Por último, se podrá exponer que es un árbitro bien evaluado por la FIFA y la CONMEBOL, ya que es nominado habitualmente en partidos de Libertadores y Sudamericana, además de ser designado para la Copa del Mundo. La verdad, eso no es un validador de excelencia, por el contrario, la experiencia nos enseña que a la Sra. FIFA no le gustan mucho las sorpresas y al atisbo de la aparición de alguna eventualidad que haga tambalear sus cálculos futbolísticos, aparece mágicamente un árbitro "arregla partidos" para volver a poner todo en orden. Si no, que expliquen abiertamente cómo y por qué méritos llegó un árbitro como Lucien Bouchardeau a dirigir en una Copa del Mundo, donde evidentemente nos pasó la cuenta por nuestro intento de querer derrotar a un poderoso como Italia.